Pero ¿Cuál es este problema al que se
enfrentan tantos adolescentes durante esta época de su vida? ¿Qué es lo que
ocasiona tanto dolor y sufrimiento a los jóvenes que están entre las edades de
doce y veinte años? Es un sentimiento de impotencia que llamamos “inferioridad”.
Ese horrible hecho de darse uno cuenta que no le simpatiza a nadie, que no es
tan bueno como las demás personas, que uno es un fracasado, un perdedor, un
desastre como persona; que uno es feo (a), o que no es inteligente, o que no
posee tanto talento como tal o cual persona. Es ese sentimiento deprimente de
inutilidad.
Es una lástima que la mayoría de los adolescentes piensen que ¡valen muy poco como seres humanos
cuando están entre los trece y los quince años de edad!
Tal vez esto te sucedió a ti mucho antes,
pero en la mayoría de los casos, el problema se vuelve más agudo durante los
años que corresponden a la escuela
intermedia. Este es el abismo al cual me refería – ese conduce a la madurez, y
atrapa a tantos jóvenes. Recientemente, los directores de la revista Teen me entrevistaron, con el fin de
recopilar información para un artículo que estaban escribiendo sobre el tema de
la inferioridad. Ellos sabían que casi todos los adolescentes tienen este
problema. Traté de decirle a los lectores de la revista que esta crisis puede
evitarse; puedes evadir el problema si sabes lo que debes esperar. Pero si
solamente viajas en tu auto conduciendo a máxima velocidad por la carretera,
sin pensar en los riesgos e ignorando cuáles son, entonces, tú también puedes
caer preso de este mismo sentimiento de inutilidad. Resulta absurdo el hecho de
que todos tengamos que experimentar la angustia del fracaso. Todos poseemos valor como seres humanos,
y en cambio, son muchos los jóvenes que llegan a la conclusión de que, de
alguna manera, son diferentes a los demás –que en realidad son inferiores a las
demás personas – y que carecen de las cualidades fundamentales que le confieren
valor y dignidad al ser humano.