Los jóvenes de hoy en la sociedad norteamericana creen que existen tres requisitos fundamentales que, según ellos, son indispensables para que puedan sentirse satisfechos consigo mismos. La primera exigencia, y que mayor tiene es, ser atractivo físicamente. ¿Sabías que, aproximadamente un 80 por ciento de los adolescentes en nuestra sociedad no están conformes con su apariencia física? ¡Nada menos que un ochenta por ciento!
Si
les preguntas a diez adolescentes qué es lo que más contribuye a que se sientan
infelices, ocho te dirán que no están conformes con algún rasgo o
característica de su cuerpo. Creen que son feos(as), y piensan en ese problema
la mayor parte del tiempo. También creen que no le simpatizan al sexo opuesto.
Las chicas piensan que son demasiado altas, y los chicos creen que son muy
pequeños, o demasiado gordos o muy delgados; o se preocupan por los granos que
tienen en la cara o por las pecas de la nariz o por su color de pelo o porque
creen que tienen los pies demasiado grandes o porque no le gusta como tienen
las uñas de las manos.
No
importa lo insignificante que sea el problema; el mismo puede crear gran preocupación
y depresión. La mayoría de los adolescentes se examinan a sí mismos
cuidadosamente frente al espejo, para determinar cuánto daño les ha hecho la
madre naturaleza, y no les gusta lo que ven.
Como
nadie es perfecto, por lo general encuentran algún detalle en su persona que
les desagrada. Entonces empiezan a preocuparse y a inquietarse por eso, y
desean no tener ese defecto en particular. ¿Te imaginas lo que es uno sentirse
deprimido e infeliz por algún tan absurdo como es el tener la nariz una fracción
de pulgada más larga de lo que según tú debería ser?
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